
El actual contexto mundial ha provocado que las personas cambien radicalmente los modos de vivir y de relacionarse: existen prohibiciones en la movilidad, restricciones en el desarrollo de trabajos y oficios, y nuevas posibilidades de llevar educación a casa; se imponen decisiones de gobierno para precautelar el bienestar de todos los ciudadanos y se invita a que la población en general permanezca en sus hogares protegidos y a salvo a fin de evitar una nueva enfermedad provocado por un virus denominado COVID-19 o, más conocido como coronavirus.
Desde los diferentes medios de comunicación y el internet, es posible ver los efectos que esta enfermedad está provocando y el impacto en las áreas financieras, económicas, administrativas, de salud pública y educación de todos los continentes. Es posible conocer el número de muertos, las decisiones tomadas, los esfuerzos del personal de salud, afectaciones económicas, entre otros hechos que tratan de detener o aliviar el malestar generado por la enfermedad.
Inevitablemente, al estar expuestos ante estos hechos y fenómenos, nuestra mente reacciona y nuestras emociones se activan. Y es ahí donde probablemente se genera el estrés, la fatiga, la ansiedad, el pánico y la depresión; condiciones que pueden ser iguales o más peligrosas que el mismo coronavirus. Generalmente en esas ocasiones, la persona se encuentra frente a sus propias respuestas del miedo, incertidumbre, sorpresa, nerviosismo y tristeza provocadas por la misma tensión que las medidas de aislamiento preventivo generan y la necesidad mayor de mantener bajo protección a todos a quienes amamos. La manera de cómo se enfrenta a estas emociones negativas se la conoce como Inteligencia emocional.
La inteligencia emocional, de lo que seguramente muchos hemos escuchado, no es más que el reconocimiento, control y modificación que podemos llegar a mantener frente a nuestros estados emocionales, así como la adecuada interpretación de las emociones de los demás. Esta es la razón por la cual, las emociones juegan un rol fundamental en nuestras vidas, al ser el COVID-19 algo ajeno para todos, las personas han insertadas a un proceso de adaptación obligatorio, lo cual requiere un gran esfuerzo de cada uno.
Y es que sin lugar a duda, al hablar del coronavirus también nos referimos a un gran número de situaciones atípicas a las que debemos enfrentarnos día tras día y de las que es probable sentir que no se tiene el control. En el hogar, tanto los más pequeños como los adultos a su cargo, probablemente han podido experimentar algunas situaciones emocionales significativas que parten netamente de la incertidumbre del “¿qué estás pasando?” “¿qué puede pasar?” o “¿en qué condiciones saldremos de todo esto?”, sumando a esto, la necesidad por cumplir las responsabilidades laborales y del hogar que no dejarán de existir.
Seguramente desde nuestras vivencias individuales durante este tiempo de aislamiento, algunos nos hemos preguntado qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones, para lo cual, lo principal estar atentos a señales físicas y de comportamiento; y recordar que muchas veces ellos se convierten en el espejo de nuestras acciones.
Partiendo de la necesidad de precautelar la salud psicológica y emocional de toda nuestra comunidad Nacionina, los invitamos a que pongamos en marcha algunas estrategias de inteligencia emocional con el fin de identificar aquellas emociones difíciles y que podamos mantenernos activos y funcionales en estos tiempos que más nos demandan serenidad y capacidad de autocontrol.
Para los más pequeños
- No permitamos que los niños tengan libre acceso a la información de internet y redes sociales. Protejamos el contenido al que están expuestos.
- Todos los días, demos explicaciones de lo que pasa en el exterior sin infundir emociones negativas. Un ejemplo de esto es recordarles cómo lavarse las manos “porque es importante prevenir enfermedades y cuidar a papá, mamá y sus hermanos”. Así como también “Aún no podemos salir porque hay muchas personas enfermas y es necesario que tanto tu como papá, mamá y los hermanos estemos a salvo”. En caso de que, algún miembro de la familia por razones laborales tenga que salir, es necesario explicárselo con palabras de fácil acceso, incluyendo los procesos de ingreso y salida de casa. Por ejemplo: “Papá tendrá que salir a trabajar pero tu aún debes de quedarte en casa” “Cuando papá llegué del trabajo, debes esperar a que esté limpio para poder acercarte”
- Desarrollemos rutinas con los pequeños que incluya la práctica de ejercicios, lectura de cuentos, actividades pedagógicas en internet a través de sitios web, entre otros. Incluso estando en casa, podemos invitarlos a hacer actividades que les permitan desarrollar habilidades. Como dibujar, pintar, bailar, cantar o tocar el instrumento musical de preferencia.
- Vincúlelo en actividades de casa y oficio: En medida de las destrezas del menor, puede ser de ayuda para sostener el recogedor de basura; pasar los platos al final de las comidas, pasar los alimentos para su cocción, entre otros. Esto hace que se pueda compartir las actividades básicas de cuidado y otorgarle un rol activo en la familia.
Para los adultos
- Tómese un tiempo para meditar al inicio del día, ejecutar un ejercicio simple de respiración o realizar alguna plegaria dependiendo de su credo. Es necesario empoderarse de pensamientos positivos.
- Evite contenido que provoque sensibilidad en redes sociales; opte por material escrito en lugar de videos o live-stream.
- Recurra siempre a fuentes oficiales y verifique noticias que puedan generar incertidumbre o malestar. No las difunda sin haber sido verificada.
- Acostúmbrese a generar rutinas activas que incluyan cambio de ropa para poder ejecutar sus actividades laborales. Eso tiene un efecto en nuestro cerebro que permite prepararse para ejecutar una actividad demandante.
- Organice en una libreta sus actividades del día para mantener un orden de ejecución y desarrollo.
- Practique rutinas de estiramiento corporal o ejercicio físico.
- Tenga un momento para poder compartir en familia (sea un juego de mesa, una película, un dialogo familiar, entre otros)
- Reconozca sus estados emocionales (en caso de experimentar emociones difíciles) y pida ayuda de ser necesario
- Tome precaución en la dotación de alimentos y disponibilidad de medicina y vitaminas para que no caiga en escasez sin planificación.
Que estas estrategias puedan servir como ideas para mejorar la gestión que hacemos en casa con nuestras familias y con nosotros mismos. Lo importante es que sea un tiempo de reparación, de conocimiento y de desarrollo de vínculos con los nuestros.
Atentamente
Psi. Cynthia Pineda Estupiñán.
Psicóloga DECE CENU