El pasado 7 de marzo, el CENU se vistió de gala para celebrar la graduación de la promoción XLVII. Un evento cargado de emociones, donde la alegría por el logro alcanzado se fusionaba con la nostalgia porque llegó el fin de una maravillosa etapa, y con la incertidumbre por el futuro que se avecina.
Los rostros de nuestros queridos bachilleres reflejaban una mezcla de sentimientos: algunos sonreían con timidez, otros no podían evitar las lágrimas de emoción. La ceremonia, llena de música y discursos inspiradores, marcó un antes y un después en la vida de nuestros chicos, que se preparan para enfrentar el mundo.
Los padres, completamente orgullosos, observaban a sus hijos recibir sus diplomas que los reconocen como bachilleres. Algunos de ellos, expresaron su satisfacción por el camino recorrido y la confianza en el futuro de sus hijos. «Todo esfuerzo y sacrificio valió la pena por lo que hoy hemos obtenido. Mi hija ha formado una familia aquí en el CENU y junto a la nuestra, tendrá lo necesario para afrontar los retos del mundo exterior», mencionó Richard Medina, padre de Danna.
Los chicos, mientras, hablaban de sus sentimientos encontrados, por la expectativa del futuro, y dejar de verse a diario, como hasta ahora. Aunque para el bachiller Luis Bajaña «todo es alegría hoy, estoy feliz por mis amigos, porque sé que cada uno es capaz de cumplir lo que se proponga. Sé que no dejaremos de tener contacto y pronto los veré como profesionales realizados”.
Nuestra directora general, Raquel Paz, destacó las herramientas otorgadas durante los años de estudio de los ahora bachilleres, y con una sentida frase de nuestro himno nacionino, recalcó: “Gratos con firmeza avanzaremos, con Dios como nuestra luz y guía. Cada día tiene un mañana, que es fruto del trabajo de cada día”.
De este modo, no solo se marcó el final de una etapa, sino también el inicio de una nueva aventura. Los bachilleres nacioninos recorrerán un camino lleno de posibilidades, durante el cual deberán enfrentar nuevos retos y tomar decisiones importantes.
Sin duda, la graduación es un momento inolvidable que deja huella en la vida de los estudiantes. Es un tiempo de celebración, reflexión y esperanza, donde se cierran capítulos y se abren las puertas a un futuro lleno de sueños por cumplir, un día que, sin duda, quedará grabado en la memoria de los bachilleres y sus familias.
Por: María Belen López / Coordinadora de Comunicaciones