La importancia de la educación inicial

Es importante conocer que el desarrollo integral sucede en todas las personas a lo largo de la vida; potencia sus habilidades y destrezas como resultado de la incidencia que tienen los factores ambientales, históricos, sociales y culturales.

Entre los 0 y 6 años se conoce como “desarrollo infantil integral” en donde el niño adquiere todas las habilidades básicas, crea hábitos, se descubre como persona y genera autonomía.

La educación inicial, por su parte, es el proceso de enseñanza aprendizaje que sucede entre los 2 y 5 años de edad. En estas edades se fortalecen y potencian habilidades y destrezas cognitivas, motoras y psicosociales.

Durante muchos años se ha pretendido distinguir al desarrollo infantil de la educación inicial, pero son dos procesos que están muy relacionados.

En Ecuador, estos procesos están contemplados en la legislación nacional; sin embargo, no son considerados por parte del Estado, como de asistencia obligatoria y algunas familias no dimensionan su real importancia.

Con este artículo se pretende mostrar la necesidad de acceder a los servicios de educación inicial y desarrollo infantil para forjar la mejora de las condiciones de vida de niñas y niños entre los 0 y 5 años.

El desarrollo infantil integral se alcanza o potencia con un relacionamiento social que permite fortalecer habilidades y destrezas cognitivas, emocionales, físicas, sociales y culturales que harán que el niño esté en condiciones más favorables para desarrollar su vida. En este sentido, una temprana y adecuada intervención contribuye a potenciar el desarrollo integral de ese pequeño.

Numerosos estudios científicos demuestran la importancia que tiene el desarrollo integral de los primeros años de vida del ser humano. Una adecuada intervención en las primeras edades condiciona los alcances de las capacidades, habilidades, competencias, aprendizajes, niveles de salud, adaptación, entre otros, a lo largo del ciclo de vida.

La evidencia científica sugiere que mientras más positivo y alentador sea el ambiente en el que se desarrolla un niño o niña, mayores posibilidades tendrá de potenciar todos los ámbitos de desarrollo infantil, lo que tendrá incidencia a lo largo de su vida. Por tanto, será necesario revisar y fortalecer la calidad del entorno en el cual el niño de entre 0 y 5 años realiza sus primeras experimentaciones, considerando que en esta etapa el ser humano es especialmente sensible a los estímulos de enseñanza aprendizaje.

Para formar niños y jóvenes felices y empáticos, debemos comenzar su instrucción desde los primeros años de su vida identificando y potenciando sus valores, confianza, seguridad y razonamiento.

Permitámonos ser formadores de personas valiosas que brinden al mundo su felicidad.

 

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