Hoy más que nunca necesitamos estar más pendientes de nuestro rol como padres de familia. Las noticias, las redes sociales, las conversaciones giran en torno a la violencia que se vive en el mundo (Israel, Rusia, Ucrania) países lejanos al nuestro, de manera inconsciente pensamos “menos mal que es allá, lejos”, sin embargo hoy la realidad de nuestro país es que estamos en “estado de guerra” una guerra interna, donde la ansiedad y el temor son emociones que se evidencian con mucha más frecuencia.
¿Cómo hacer para blindar a nuestras familias de esta guerra que vivimos? La respuesta: siendo portadores de paz; tarea difícil en un mundo globalizado.
Tomar conciencia que podemos, con actos pequeños y diarios, ser portador de paz, es un gran paso; la prisa roba el disfrute de lo que sucede alrededor; detenerse a escuchar una buena música, prestar todo oído a las aventuras del día que ha vivido la pareja o los hijos, es un buen comienzo, para crear espacios de paz en tiempos de guerra.
Se vienen las vacaciones escolares y con ellas el tiempo de disfrutar del ocio, de frenar la urgencia, de deleitarse en realizar actividades con sus hijos: un día juegos de mesa, otro día chantón, un fin de semana juego de cartas, concurso de chistes, adivina la película y sin número de juegos familiares que fortalecen la relación y que dan seguridad, vinculación y paz a los hijos.
La vorágine laboral no permite extensos momentos así, por lo que se vuelve necesario aprovechar cualquier mínimo tiempo libre y si no existe ese espacio, crearlo, valorando lo importante de compartir tiempo con quienes amamos.
Cuando el trabajo no nos permita compartir con ellos, alejarlos de los dispositivos es misión y tarea.
Existe un sin número de vacacionales en el mercado, tómese el tiempo de escoger aquel que tenga la experiencia, el personal capaz, el programa y las instalaciones adecuadas para que sus hijos tengan una experiencia significativa que se refleje en la alegría de querer todos los días ir al vacacional elegido.